viernes, 13 de julio de 2012

| Último capítulo. |

Ruego que me disculpen la demora, he tenido problemas personales estas últimas semanas, y entre eso, y que soy una vaga, el resultado es no subir en demasiados días. Como ya habéis leído en el título, este es el último capítulo. En caso de que quedaran muchas dudas o cualquier cosa, haría otro extra, pero sólo para aclararlas. Muchas gracias por leer, sé que es corta, pero es mejor que se quede así, para no alargarla demasiado. Que tenga casi 20.000 visitas ya es impresionante, puesto que con la otra fic que hice, con más de 50 capítulos, alcancé las visitas que con esta he ganado en 16. He conocido a muchísimas personas maravillosas gracias a que son lectoras mías  y bueno, deciros que no acaba aquí. Haré más adelante más fics, puesto que como ya sabéis me encanta escribir. Lo iré publicando todo por Twitter, así que estad atentos. Gracias por todo. Sois los mejores. 














—¿Y qué piensas hacer?—preguntó Catnip. Le sonreí mientras le daba vueltas a las llaves sobre la mesa. 
—Probablemente vuelva con él—contesté finalmente.


Flashback.


Era mi cumpleaños. No esperaba celebraciones, no esperaba nada de eso, ya que pedí expresamente que se ahorraran todo eso. Aunque estaba claro que no iban a hacerme caso. Noté que alguien estaba en mi habitación, pero no le di importancia, seguramente serían imaginaciones mías. Por el sueño, seguramente. Me giré y me tapé la cara con la sábana, pero entonces noté como alguien me retiraba la sábana hasta la altura de la boca, y me acariciaba la mejilla. Abrí los ojos rápidamente y pegar un grito fue lo único que pude hacer.
—No hace falta que despiertes a medio vecindario—dijo con una sonrisa.
—¿Qué haces aquí Wolf?—pregunté sentándome. Se sentó a mi lado y me abrazó.
—Feliz cumpleaños—susurró. Un pequeño escalofrío me recorrió y sonreí. 
—Gracias, aunque—se separó de mí—¿no podías esperar a que saliera de casa y eso?—reí.
—Prefería recordar viejos tiempos...—dijo en un tono casi imperceptible. 
—El año pasado—comencé a decir—hiciste lo mismo...
—A eso me refería—sonrió.—Echo de menos esos tiempos.
—¿Sólo esos?—le miré. Negó con la cabeza. Se acercó a mí, y justo cuando notaba su respiración en mi rostro, giré la cabeza.—Debería vestirme, Gerard no tardará mucho en irse y quiero despedirme de él.
Me arrepentí casi automáticamente de lo que hice, pero no era el mejor momento. Ni para él ni para mí. Fui al baño y me puse lo primero que vi allí tirado. Estaba desganada, y eso que ya oficialmente tenía 17. Me vestí, me peiné, me lavé la cara y los dientes, y salí. Wolf ya no estaba. Lógico. Supongo. Salí de casa y me dirigí a la de Gerard, que, me esperaba ya en el porche sentado.
—Pensaba que no vendrías—dijo con una sonrisa.
—Deberías replantearte el dejar de pensar—dije sentándome a su lado.
—Eso lo hago constantemente—respondió. Reí.—He visto a Wolf salir de tu casa.
—Sí...—contesté.—Vino a felicitarme el primero. 
—Cierto, felicidades enana—me dio un beso en la frente.
—Gracias—contesté. Me abrazó.—¿Es necesario que te vayas?
—Es necesario—rió.—El contrato con esta discográfica es muy buena, y todos queremos dedicarnos a esto, así que...
—Vale, vale. Al menos, ven a visitarme—pedí.
—Siempre que pueda—contestó. Me dio otro beso en la frente. 
Iba a extrañar mucho a esos cuatro muchachos. En esos meses fueron geniales gracias a su compañía. En realidad, todo cambió mucho. Kevin y los chicos acabaron el tour y se hallaban de descanso, Wolf seguía queriendo salir conmigo, y yo estaba por ceder, ya que Kevin había empezado una especie de relación con Rose. Sí, esa es historia aparte. Así que bueno, me lo estaba replanteando mucho. Me di cuenta de que había vuelto a desaparecer del mundo, cuando Gerard me llamó.
—¿Estás bien?—preguntó. Asentí. Me giró la cara, haciendo que le mirara a los ojos. Ya sabía qué quería hacer. Sonreí y negué.—Por favor—pidió. Se acercó a mí, de nuevo volvía a tener su aliento en mi rostro. ¿Cuánto faltaba para besarnos? Apenas milímetros. Nuestras narices chocaron, parecía que ya iba a pasar. Pero entonces le di un beso en la mejilla.—¿En serio?—reí.—¿Ni el día en que me voy?—negué.—Cruel. Esta te la guardo.
—Oh, no te enfades—dije. Se cruzó de brazos.—Ya te dije que no iba a caer nunca.
—No esperaba que lo cumplieras, la verdad—reímos. Vi a Wolf en la esquina. Di gracias a que no nos habíamos besado. Me hizo varios gestos, y creo que decía algo de que me daba 10 minutos para ir con él. Mientras Gerard seguía hablando. Me miró y vio que no le prestaba atención. Miró hacia donde yo lo hacía y vio a Wolf. Se levantó y se dirigió a la puerta de su casa. Me di cuenta de que iba a entrar y me levanté.
—¿Dónde vas?—pregunté sonriendo.
—Prefiero no verte con él—señaló disimuladamente hacia donde estaba Wolf.
—¿Qué?—dije. Rió tristemente y abrió la puerta.—Espera—le agarré del brazo.
—¿A qué? No quiero verte con él, creo que lo he dicho claro—respondió. 
—¿Estás celoso?—pregunté divertida.
—No me cambies de tema—dijo algo molesto. Me coloqué delante de él sonriendo.
—¿Quién ha cambiado de tema?—pregunté. Rió y me abrazó.
—En el fondo te echaré de menos—susurró.
—Y no tan en el fondo—contesté. Sonrió y me dio un pequeño beso en el cuello.
—Debo ir a recoger mis cosas.—Me miró.—Nos veremos pronto...—le interrumpí. Le cogí la cara suavemente, y la incliné hacia mí. Sí, que le besé. Vamos, ¿cuánto tiempo pasaría hasta que le volviera a ver? Ha pasado tanto tiempo conmigo estos últimos meses que sería capaz de darle todo lo que me pidiera. Sólo, que me gusta hacerle rabiar. Sonreí al separarme de él y me abrazó de nuevo.—Definitivamente ha merecido la pena esperar hasta hoy—susurró. Sonreí.
—Anda vete ya—dije sonriendo. Le di un beso en la mejilla y un último abrazo.—Cuídate idiota.
—Lo mismo te digo.—Se separó y cuando iba a entrar en su casa se giró—ah—añadió—antes que con Kevin, prefiero verte con Wolf, te ha hecho menos daño.
Me despedí de él con la mano y entró. Wolf seguía en la esquina. Supuse que lo habría visto todo. Suspiré hondo y me dirigí hacia él. Tardé poco en llegar, y eso que había un trecho bastante grande entre nosotros. Me miró pidiendo una explicación. 
—Se iba y bueno, él...—me abrazó. No entendí bien lo que pasaba, pero le abracé también. Hundí la cabeza en su pecho, ya que era bastante más alto que yo. Me separó y me miró.
—Te quiero—dijo mirándome. Se acercó y en menos de dos segundos lo tenía besándome. No podía negar el beso, no podía decirle que se apartara. Era superior a mí. 


Fin del flashback.


—¿Y piensas volver con él?—preguntó Pipita.—Bueno tía, después de todo, ¿todavía le quieres?
—Sí—contesté.—Él siempre ha estado ahí conmigo. A pesar de todo. Y no sé... Yo y Kevin, ya no podemos ser nada.
—Porque ese idiota comenzó a salir con Rose—añadió Catnip.—Qué mal me cae la tía.—Reímos. 
Y digamos que todo eso quedó ahí. Todo estaba volviendo a la normalidad.


*


¡Hey Lydia! ¿Cómo estás? Hace tiempo que no hablamos. Aunque parezca una estupidez te echamos de menos, sobretodo las chicas. ¿Dónde te metes? No contestas a nuestras llamadas, o tienes el teléfono apagado. Empiezo a creer que huyes de mí.
Por aquí va todo muy bien. Los conciertos están yendo de maravilla, y el nuevo disco está a punto de salir. La verdad es que me gustaría que asistieras a alguno de nuestros conciertos, sólo para que vivas la experiencia. Te dejaría traer a Wolf.
Eso es otra, ¿sigues saliendo con él? De verdad, pasaros más por Nueva Jersey, porque no sabemos nada de vosotros. Con eso de la vuelta al mundo, os habéis desconectado de la vida social tan genial que teníais, jajaja.
¿Te has enterado de que Catnip y Xerxes están saliendo? Nick se lo ha tomado muy bien, se nota que la quiere. Aunque yo veo algo celoso a Al, ¿tú crees que él también la quiere? Estaría bien, ¡tríos amorosos en el autobús del tour!
Joseph sigue con Pipita, aunque no estoy muy seguro de que las cosas entre ellos vayan bien. Ed es muy cariñoso con Pipita, se pasan el día hablando por mensajes. Diría que en este momento a Joseph le está entrando uno de sus ataques de celos.
He adjuntado una foto de hace unos días de todos juntos, en Barcelona. Fuimos allí de concierto y bueno, nos gustó tanto la ciudad que decidimos hacer una foto en vuestro recuerdo. ¡En serio, que tenéis que visitarnos!
Me alegro bastante de que las cosas entre nosotros se hayan arreglado hasta el punto de poder hablar como amigos, nadie me comprende como tú lo haces, aunque eso ya lo sabes tú enana.
Bueno, te dejo, porque tengo que preparar aún más cosas para la boda. Sabéis que estáis invitados... Así que si queréis ir, os recibiremos con los brazos abiertos. Os echamos de menos, de verdad.
Con cariño, Kevin.
PD: ¡Que casi se me olvida! ¿Sabes cómo está Mad Hatter? Hace tiempo que no sé de él. ¡Espero que tú sepas algo!  Un beso. 
*

¡Hey Ricitos! Ya era hora de que te modernizaras. Si no has hablado conmigo en todos estos meses, es porque eres un anticuado que odia el correo electrónico. 
Estamos muy bien. La verdad es que ahora mismo estamos en Argentina. Hemos venido a ver uno de los conciertos de Gerard, con pase VIP y todo. Estamos bastante ansiosos, porque nos gusta bastante la música que hacen. 
Claro que iremos a un concierto vuestro, lo que pasa es que nunca nos da tiempo a comprar las entradas, ¡tenéis unas fans más rápidas que una liebre! De verdad, en pocos minutos ya están todas agotadas, y no hay quien compre nada.
Estábamos pensando en ir de visita a Nueva Jersey, pero no sabemos cuando. Aún queremos quedarnos unos días más para visitar varios países de aquí de Latinoamérica, así que todavía nos queda bastante para vernos en persona.
Sí, algo había visto por el Facebook de Xerxes. Se les ve muy bien juntos, aunque ya sabía que acabarían saliendo juntos. Esos dos están hechos el uno para el otro, básicamente. ¿Al? ¿Por Catnip? Pues no te digo yo que no, también hacen buena pareja, y tienen muchas cosas en común. Pero no creo que Al le haga eso a Xerxes. Al fin y al cabo son mejores amigos.
Dile a Pipita que la echo de menos. Y a Catnip. En realidad os extraño a todos, y Wolf también, aunque ahora lo esté negando con la cabeza, jajaja. 
¡La foto me encantó! Os echo muchísimo de menos. Ojalá podamos estar todos juntos en una dentro de poco, de veras necesito tomar aunque sea un café alrededor vuestro.
Lo de la boda...no creo que a Rose le haga gracia que nos presentemos allí. Además, no me gustan las celebraciones tan remilgadas como la que vas a hacer, al fin y al cabo eres Kevin Jonas, jajaja. Pero de todas formas pensaremos pasar por el banquete aunque sea, para felicitaros y daros un regalo.
Un regalo que utilices tú más que Rose. No sé cómo encontraré algo así, pero lo haré.
Yo también me alegro de que podamos hablar como amigos. Echaba de menos ser tu amiga, créeme. 
Yo estoy algo agotada. Como ya todos sabéis, con esto de que a Wolf le ha dado por dar la vuelta al mundo, o eso dice que estamos haciendo, nos pasamos viajando la mitad del tiempo. Y está bien, estoy conociendo muchos lugares que nunca había visitado. No sé de dónde narices está sacando el dinero, no me deja pagar nada, y no me lleva a sitios medianamente baratos. 
Tenemos pensado comprar una casa en un pueblo en la montaña. Vivir tranquilos. A los dos nos gusta ese estilo de vida, así que probablemente de aquí a unos años, vivamos ya donde te digo. No os daré ni la dirección, para que no vengáis a incordiar.
Es broma, es broma, jajajaja. 
Bueno, yo también te tengo que dejar, tengo el portátil sin batería. Espero contestación pronto eh. 
Saludos desde Argentina,
 
                                                                                        Skat. 

Apagué el ordenador y me acurruqué al lado de Wolf.
—¿Los echas de menos?—me preguntó acariciándome el pelo.
—Un poco—contesté.—Hace dos años que no los vemos.
—Cierto—rió.—¿Cómo es posible que ya hayan pasado cinco años desde que empezamos a salir?
—No lo sé. Pero es increíble, todo este tiempo se me ha pasado rápido. Será porque cuando estás bien, el tiempo pasa deprisa—le miré. 
Me besó y nos quedamos viendo la televisión. 


Durante todo el tiempo en que conocí a Kevin, me di cuenta de muchas cosas. La primera y fundamental, es que llevaba enamorada de Wolf desde que lo conocí prácticamente. La segunda, es que soy totalmente estúpida en los temas del amor. He aprendido muchas lecciones, cosas que supongo, sin sufrimiento no habría aprendido. Antes no creía la frase de 'no hay felicidad sin tristeza', pero ahora sí que la creo. Después de todo, lo pasé bastante mal en mi adolescencia, y supongo que irme con Wolf fue siempre lo que me hizo sentir bien. Y por eso me di cuenta de que él era la persona que tenía que escoger. Es cierto que Kevin y yo hacíamos una gran pareja, pero entre la diferencia de edad, y que era cantante, ¿cuánto tiempo podría dejar para mí? Sonará estúpido e inmaduro, pero supongo que todavía no he madurado a los 22 años de edad. Siempre me he sentido cómoda con Wolf. No hacemos nada que no me apetezca, me trata demasiado bien. Pero no lo hace como lo hacía Kevin, porque era pequeña, sino que me trata así por amor. Es difícil de explicar. Entre nosotros, aunque haya unos años de diferencia, lo que importa es el amor. Mientras que Kevin siempre se preocupaba algo más en la edad. En lo que dirían los demás. Es por eso que lo nuestro no funcionó. Pero bueno, seguimos siendo amigos. Y esa es una de las moralejas que he aprendido. Que si de verdad le importas a alguien, no importa si tiene una relación con otra persona, te gusta verla feliz, la respetas, a ella y a sus decisiones. Porque muchas veces la amistad está por encima del amor. Aunque muchas veces hemos invertido el orden de eso. Pero no es culpa nuestra, de verdad. Es culpa del amor. Del estúpido amor. 

martes, 3 de julio de 2012

| Capítulo quince. |

 Un día después, pero más vale tarde que nunca. Capítulo especialmente dedicado a Ana. Te amo.

Me gustaría hablaros de un día algo extraño que vivimos Catnip y yo. Kevin y los chicos tenían dos semanas libres, de descanso. Tarou y Pipita se fueron de vacaciones a una isla privada, mientras que Enix, Rose, Ricitos y Catnip volvieron a la ciudad. Rose, fue a visitar a sus padres en Nueva Jersey, y después volvería a la ciudad para estar con Ricitos. Pero aquel día en particular, insistí en que Catnip se quedara en mi casa a dormir, ya que mi madre estaba de viaje de trabajo durante un mes. A Enix le pareció una buena idea, porque como no estaba Rose, podía tener un momento para hablar con su hermano seriamente, porque al parecer se le estaba yendo todo de las manos. Le pedí que no le dijera nada de mí, pero estaba segura que iba a ser el centro de la conversación. Catnip vino temprano a casa, ya que teníamos que comprar cosas para comer y cenar en el supermercado. Además, aquel día era algo especial ya de por sí: J.K Rowling venía a la ciudad a firmar libros. Nos enteramos varias semanas antes, y no dudamos ni un momento en ir. Pipita se arrepintió de no estar, pero prometimos llevar sus libros también, para que los firmara. En total, llevábamos la misma saga tres veces. 21 libros. Los dejamos en casa mientras comprábamos. El supermercado estaba casi vacío, y eso que decidimos ir a uno del centro de la ciudad, ya que no me fiaba del que había en el barrio. Parando un poco la historia, seguro que queréis saber qué pasó tras el beso de Wolf. Yo pensaba contároslo más tarde, pero bueno. Si os soy sincera, no ocurrió nada. Cuando se apartó de mí vi a Gerard darse la vuelta e irse, y yo hice tres cuartos de lo mismo. Pero todo volvió a la normalidad. Volví a salir con los chicos en el parque. Volví a ser la misma Skat. Y Ricitos salió de mi vida. No le obligué, que conste. Él lo quiso así. Aunque estoy segura que Rose tuvo algo que ver. Mientras Ana compraba lo que íbamos a comer, yo iba mirando las golosinas y chucherías. Cogí varios paquetes de cada cosa, me encantaban. Vi una bolsa de caramelos, y al ir a cogerla, me topé con la mano de otra chica haciendo la misma acción. 
—¡Disculpa!—dije. La chica me miró y sonrió. Tenía el pelo castaño, no muy largo. Era de estatura media. Tenía los ojos marrones, y una sonrisa bastante bonita. El caso, es que me sonaba su cara, demasiado.—Coge el paquete—ofrecí.
—No es nada, hay más, cógelo tú, estabas antes—contestó. Vi que llevaba una cesta con varias cosas, así que cogí el paquete y se lo eché dentro. Me sonrió y cogí otro diferente.—Muchas gracias.
—A ti—contesté.—Oye, yo te conozco de algo.—Siempre es extraño que alguien te diga eso, cuando no os habéis visto nunca, pero estaba segura de que a esta chica la conocía, y no sabía de qué. 
—Puede ser—rió.—Soy actriz.—¿Actriz? Pues seguía sin sonarme. Me quedé mirándola, intentando sacar cómo se llamaba, pero por mi cara, no dio mucho resultado aquello.—Me llamo Nicole Anderson. ¿Y tú?
Anda, Nicole Anderson. Ahora sí que sabía quién era. Era una chica, que salía en una serie de la televisión. Catnip me había hablado mil veces de ella, la adoraba. Por un momento pensé en presentársela, pero seguro que a Nicole no le entusiasmaba la idea. Pero claro, ya estaba quedando bastante mal por no saber quién era, pero tengo que reconocer que no me gusta la televisión, apenas veo nada en ella.
—Oye, mi amiga es muy fan tuya, ¿te importaría si te la presento?—dije. Nicole me sonrió y asintió con la cabeza. La dirigí conmigo hacia donde  estaba Catnip, en la sección de frutería, comprando cosas sanas ya que sabía que yo iría a por todo lo que engorda. Le di un toque en la espalda y se giró. Le pilló tan desprevenida ver allí a Nicole, que se le cayeron las naranjas que tenía entre las manos. Se llevó la mano a la  boca y comencé a reír.—Nicole, ella es Eleanor, la chica de la que te he hablado antes.—Nicole se acercó a Catnip y la abrazó, diciéndole que se calmara, mientras reía. Catnip no se lo podía creer, estaba casi segura de que le iba a dar un ataque ahí mismo. Seguí riendo y vi que Catnip empezaba a respirar demasiado rápido. Nos pidió perdón con la mano y salió del establecimiento. Me extrañé mucho, así que dejé las cosas tiradas en el suelo y salí tras ella.
La vi sentada en un banco, cinco manzanas a la izquierda desde el supermercado. Me senté con ella y la abracé. Seguro que se sentía fatal. Adoraba a Nicole, y lo único que había hecho era ponerse tan nerviosa, que tenía que salir corriendo. La calmé todo lo que pude, y le dije que comeríamos en un Mcdonald's. Ella asintió, se levantó y comenzó andar hacia un taxi. La miré y pensé: 'pobre, no sabe lo que le espera esta noche'. 
Después de comer en el Mcdonald's, fuimos a mi casa y cogimos todos los libros. Pesaba todo bastante, pero estábamos dispuestas a que Rowling nos los firmara todos. Fuimos en taxi hacia el centro comercial donde se celebraba la firma, y nos sorprendimos al ver que éramos las primeras, cuando faltaban menos de dos horas para que empezara. Nos sentamos la primeras en la fila, dejamos los libros en el suelo, y comenzamos a hablar sobre todo un poco. Ella insistía en que dentro de poco era mi cumpleaños y teníamos que celebrarlo por todo lo alto, incluso fantaseó algo sobre llevar a famosos y hacer un concierto. No hacía nada más que reír y ver lo bien que se lo pasaba ella sola imaginándose tanta fiesta. Las dos horas se nos pasaron volando, y cuando nos quisimos dar cuenta, la fila llegaba a la entrada del centro comercial. Nos levantamos a ver que varios seguratas llegaban a lo lejos, y pudimos distinguir a la escritora entre ellos con una radiante sonrisa. Empezamos a saltar emocionadas, y en menos de tres minutos la mujer estaba firmándonos los libros. Intenamos sacarle algo de conversación, aunque la pobre tenía bastante con los 21 libros.
—Gracias—comenzó a decir Catnip—gracias por crear una saga como esta, de verdad. Ha sido mi infancia, he crecido con ella, con los personajes. La admiro demasiado, como persona y como escritora. Es usted un ejemplo a seguir, para mí y para miles de fans. Gracias, Joanne. 
La mujer sonrió tiernamente, poniendo nuestros nombres en nuestros libros, y una bonita dedicatoria en cada uno. En los 21, era cada una diferente. Menuda imaginación tenía la mujer. Tras estar media hora llorando, mirando los libros y las dedicatorias, Catnip y yo decidimos ir a casa, ya que se estaba haciendo algo tarde. 
Cuando llegamos dejamos los libros apilados en la mesa, y decidimos que tras cenar, teníamos que rolear un poco en directo, haciendo como si la casa fuera el castillo de Hogwarts. Me encantó la idea, pero en ese momento, llamaron a la puerta.
—Ve a abrir tú—le dije a Catnip.
Ella fue sin ningún reproche, y lo único que oí fue un grito. Salí corriendo de la cocina y vi a Nicole en la puerta de la casa, con una gran sonrisa, a un chico de pelo negro, algo más bajito y una sonrisa que enamoraba a cualquiera, y una chica rubia, de ojos claros, agarrada al chico, con una sonrisa que de veras, podía envidiar cualquiera. 
—¡Gracias por venir!—dije mirando a Nicole. Me abrazó.
—De nada, debía venir a ver como estaba Eleanor—contestó. Catnip estaba que le iba a dar un ataque ahí mismo, igual que había pasado por la mañana. Pero esta vez respiró hondo, y se presentó por sí misma.
—Me llamo Eleanor—dijo, temblorosa.—Es un placer conoceros, en persona—la voz le fallaba algunas veces—Nicole, Josh y Jennifer.—Josh la abrazó tiernamente, y Jennifer también, además de que le dio un pequeño beso en la mejilla. Nicole la abrazó como si se conocieran de toda la vida, la verdad es que era algo muy bonito de ver. Era una fan cumpliendo su sueño. Los invitamos a pasar dentro, y Catnip me miró, exigiendo una explicación. Nicole rió y empezó a relatarlo ella.
—Bueno, después de nuestro encontronazo en el supermercado, y después de que tú te fueras corriendo, me sentí algo preocupada, así que Skat me dio su dirección y dijo que si me podía pasar a la noche, ya que te haría mucha ilusión. Además—añadió mirando a Josh y a Jennifer—me dijo que a lo mejor nos podíamos ver en la firma de Rowling, le comenté que Jennifer y Josh querían ir a verla, así que dijo que si tenía oportunidad que los llamara, y que también los invitara. Y bueno, aquí estamos todos—rió. Jennifer no dejaba de sonreír, y Josh estaba abrazando a Eleanor, que no podía contener las lágrimas.
—Vamos, vamos, no llores preciosa—dijo Jennifer con una sonrisa. Yo creo que un poco más y Catnip le declara amor eterno a esa chica en medio de mi salón. Tras quince minutos decidimos cenar. 
La velada transcurrió tranquila. Jennifer habló mucho sobre nuevos proyectos que tenía pensados, contó anécdotas de Josh mientras grababan Los Juegos del Hambre juntos, y Josh hizo lo mismo. Nicole nos dijo que probablemente saldría en otra serie pronto en la televisión, y Catnip se algró bastante de aquello. Todo transcurrió entre risas, anécdotas, historias y comida. Podéis pensar que Jennifer, al ser una actriz de Hollywood, era lo más refinada posible, pero en realidad no es así. Es la chica más normal que puedes encontrarte, de verdad. Si no fuera Jennifer Lawrence, casi diría que es una chica de este barrio. Me sorprendió bastante. Sobre media noche, decidieron irse, Josh debía viajar a Los Ángeles, y Jennifer y Nicole estaban algo cansadas. Nos despedimos de ellas, y estando a punto de irse, Catnip se envalentonó.
—¿Queréis venir a desayunar con nosotras mañana?—preguntó. Jennifer miró a Nicole, y ambas sonrieron, asintiendo.
—Mañana invitamos nosotras, ¡a las diez estamos aquí!—dijo Jennifer.
Asentimos con la cabeza y cerramos la puerta. No había pasado ni un segundo, y Catnip ya estaba bailando, saltando y gritando como una loca. Me hizo reír, e intenté resistirme, pero yo acabé haciendo lo mismo. A quién queríamos engañar, había sido un día perfecto, porque, ¿cuántas veces vas al supermercado a comprar tu comida, y de repente acabas conociendo a tres de tus ídolos por coger una bolsa de caramelos?