sábado, 5 de mayo de 2012

| Capítulo nueve. |

—A mí esto no me entra—dije de nuevo. Ricitos me miró serio, pero finalmente rió. Bebió algo de café y se frotó los ojos. Apoyé mi espalda en la silla y miré la hora. Las tres de la madrugada. Volví a mirarle y vi que repasaba los apuntes.
—Vamos a ver Skat—se aclaró la garganta.—La trigonometría es fácil, es simplemente memorizar los pasos—repitió. Llevábamos así más de cuatro horas. Odiaba las matemáticas, pero tenía que aprobar o no me darían el título. Y lo necesitaba para salir del país. Los chicos comenzaban una gira, y Ricitos me había propuesto ir, pero mi madre no me lo permitiría hasta que no acabara los estudios. Como mi nivel cayó considerablemente, Catnip y Pipita se ofrecieron a darme clases  y ayudarme, pero las matemáticas se las dejaban a Ricitos, y a parte, aunque fuese otra materia, hoy quería que fuese él quien me ayudara. En el segundo semestre, pasé de suspender todas, como en el primero, a suspender tres, entre ellas matemáticas. En este último, las tengo todas aprobadas, pero el examen global era al día siguiente, y tenía que aprobarlo. Vi como Ricitos hacía unos cálculos con la calculadora y sonreía, satisfecho de haber hecho bien las cuentas de unos ejercicios. Él tenía facilidad para memorizar cualquier cosa, y yo sin embargo, era más tonta que una piedra. Observé como hacía cada movimiento, cómo humedecía su yema del dedo índice, de su mano derecha, para pasar las hojas. Finalmente levantó la vista y me sonrió.—¿Cuenta mucho este tema en el examen?
—Medio punto—aclaré.—Pero quién sabe si necesitaré ese medio punto para sacar un cinco.—La simple idea de  no poder ir al tour por suspender matemáticas, me daban ganas de asesinarme a mí misma. No lo quería hacer por salir o por viajar. Sino, porque quería estar con Ricitos el máximo tiempo posible. 
—Podemos hacerlo.—Bostezó. Me contagió el bostezo. Me froté la cabeza y me estiré la camiseta. Miré el libro.
—No quiere que aprenda—dije. Rió.
—La que no quiere aprender eres tú—contestó. Le miré y le saqué la lengua. Cogí un lápiz y miré el libro. Comencé a copiar uno de los ejercicios.—¿Qué haces?
—Si hago un ejercicio bien, lo damos por aprendido—contesté. Se apoyó en la mesa con los codos.
—Ese era el objetivo desde un principio—contestó. Sonreí. Terminé de copiar el ejercicio e intenté recordar los pasos y demás trucos que me había enseñado Ricitos. Poco a poco lo fui completando, y tras cinco minutos, lo acabé. Ricitos lo miró y cogió la calculadora, comprobando las cuentas. Dejó de golpe la calculadora en la mesa, se abalanzó sobre mí, besándome. Me sorprendí y me separé sonriendo.—Damos la lección como aprendida—dijo. Sonreí y le volví a besar. 


Faltaban cinco minutos para el examen y los nervios me comían. Era todo o nada. Todos estaban durmiendo, y el único que me quiso acompañar fue Xerxes, y aprovechó para contarme cierto plan para cierta persona.
—¿En serio pretendes hacer todo eso?—pregunté. Asintió con la cabeza.—No tienes tantas fotos.
—Que si las tengo—contestó.—Sólo las que yo tengo guardadas, son más de quinientas. Tú le pides el resto, y tenemos de sobra. 
—No voy a ir a pedirle sus fotos contigo—dije. Me miró con cara de enfado. Sonreí.—Gracias por acompañarme. 
—No hay de qué, pero ahora, necesito esas fotos—añadió con una sonrisa. La gente comenzaba a entrar en clase, y decidí que también era el momento de que yo entrara.
—Con quinientas tienes de sobra.—dije levantándome de la silla.
—¿Y si no? Hay que hacerlo esta noche, no podemos cometer ningún error—dijo. Razón llevaba, pero era complicado hacerlo bien.
—Cuando termine el examen voy a ver cuántas fotos son las quinientas, medimos el lugar y calculamos, si nos faltan se las pedimos—sonreí. Asintió y sonrió mientras entraba en clase.
—¡Suerte!—gritó.
—¡Gracias!—contesté desde dentro. 


Salí del examen completamente feliz. Los ejercicios de trigonometría apenas contaban medio punto, y lo que más contaba sabía hacerlo. Al salir de clase vi a Ricitos esperándome en la silla. Iba con gorra y gafas de sol, aunque para varias chicas no había pasado desapercibido. Me senté a su lado.
—¿Qué tal amor?—preguntó. Suspiré feliz.
—¡Genial! Creo que está aprobado de sobra—contesté. Me besó.
—Xerxes te espera—dijo. 
—Lo sé, ¿te importa?—pregunté algo tímida.
—No, para nada, tengo que ensayar con los chicos, te llevo y nos vemos a la noche—asentí, le besé, nos levantamos y salimos del instituto.
Me llevó a casa y vi a Xerxes en la puerta con una gran bolsa. Me bajé del coche algo deprimida, pero al pensar en el gran plan de Xerxes la felicidad volvió a mí. Me acerqué sonriendo.
—¿Todo eso ocupan las fotos?—pregunté asombrada.
—Son quinientas—contestó sonriendo.
—Verás como da de sobra—dije sonriendo. 
Salimos del porche y nos dirigimos hasta el lugar donde pensábamos llevar a cabo el plan. Nadie salvo nosotros lo sabía, y al verlo, estaba segura de que se sorprenderían. Llegamos a un muro blanco,  no muy grande, que estaba justo enfrente del hotel donde se alojaban todos. La noche comenzaba a caer ya, aunque parezca increíble. Teníamos poco tiempo. 
—Empieza por esa parte, y yo con esta—expliqué—sabes como ponerlo para que al final se vea en grande, ¿no?—pregunté. Asintió con la cabeza y sonreí.—Perfecto.
Comenzamos a poner fotos en el muro. Estaba minuciosamente calculado para que todo formara un gran mosaico. Os explico el plan. 
Xerxes estaba realmente pillado por Catnip. Pero como nos íbamos de Tour, no podía verla mas. Para que no lo olvidara, inventó un plan, algo copiado, pero increíble. ¿Habéis visto el vídeo de Give Your Heart a Break  de Demi Lovato? Fijaros en la parte en la que Demi aparece con fotos en un muro frente a la casa del chico. Pues esto es lo mismo. Sólo que con fotos de Xerxes y Catnip. Catnip en más de una ocasión había hablado de su fanatismo hacia Demi Lovato, persona que yo también admiraba, y Xerxes quería darle, costase lo que costase, una despedida espectacular, digna de una persona tan maravillosa como era Catnip. Ed también pensó algo para Pipita, pero eso os lo contaré más adelante. El caso, es que allí estábamos ambos, eran casi las once de la noche, y no llevábamos ni cien fotos puestas. Pero sabíamos que quedaría bien, ya que lo habíamos calculado todo a la perfección. Ahora eso sí, más vale que no lloviera, o nos íbamos a joder pero bien. 
—Em...¡Skat!—exclamó Xerxes. Giré la cabeza mientras terminaba de colocar una foto, en la que Xerxes y Catnip aparecen apoyados frente a frente. Vi que miraba hacia la ventana del hotel. Localicé la habitación de Catnip y Pipita y...
—Menuda mierda, que hay luz, ¡que hay gente!—solté. Xerxes asintió. Mierda, si miraban por la ventana a la mierda todo. Ya nos podíamos dar prisa. 
Comenzamos a poner las fotos más rápido que antes, pero colocándolas bien y en su sitio, nada de mal puestas y hecho una chapuza. Estuvimos como una hora de pie, colocando fotos. Iban a dar las doce de la noche, cuando finalmente Xerxes llamó a Catnip para que mirara. Mientras los dos tortolitos hablaban, yo me dispuse a encender una linterna bastante grande, que alumbraba a la perfección toda la pared. Para qué mentiros, había quedado de puta madre. Sonreí muy satisfecha de mi trabajo, y Xerxes movió la cabeza indicando que era el momento de irse. Caminé alejándome algo triste de la pared, y vi cómo Xerxes pronunciaba "asómate por la ventana", ni falta hace decir que Catnip no dudó mucho tiempo en hacerlo, y por los gritos que se oían desde el auricular, le había gustado, y mucho. Reí felizmente, nuestro trabajo en aquel lugar había terminado. Habíamos hecho totalmente feliz a Catnip, Xerxes también estaba muy satisfecho, y yo, bueno...yo podríamos decir que también estaba feliz. 


Me despedí de Xerxes con una sonrisa, un abrazo, un gracias y dos besos. Él se dirigió a su casa, y yo...bueno, yo no me atrevía a ir a mi casa. Hoy estaba algo rara. Eran casi las una, y la luna se posaba bien alta en el cielo. Casi no hacían falta farolas. Cogí mi skate, que había guardado en una choza fuera de mi casa, en el jardín, y me dirigí a experimentar recuerdos. Patiné hasta el parque, apenas tardé un minuto. No había perdido práctica. Sonreí y vi que, había alguien más ahí. Sabía quién era, sólo quería confirmar mis estúpidas sospechas. Me acerqué lentamente por detrás, pero parece que siempre me acababa pillando, antes de yo pillarlo a él.
—Es demasiado tarde para que estés aquí, ¿no crees?—dijo aquella persona. Sonreí estúpidamente y dejé el skate a su lado, sentándome encima. Estiré las mangas de la sudadera y me froté las manos.—¿Tienes frío? 
—No—respondí.—Wolf, quiero que me expliques demasiadas cosas...—comencé a decir. No es que haya que tener excusa para ponerme los cuernos, pero sí un por qué. Quizás hice algo mal, quizás la cagué en algún momento, o quizás, simplemente, la culpa fuera suya.
—Mi intención no era hacerte daño—dijo.—Sólo quería que fueras feliz.
—¿Liándote con otra en mis narices?—pregunté.—Qué bonita forma de hacerme feliz—contesté irónicamente.
—No de esa forma, lerda—contestó.—Yo sabía que te habías pillado por Kevin, y sabía que con él tu situación mejoraría. Él es mucho mejor que yo, en todos los sentidos—noté que me miró, pero al no atreverme a mirarle también, apartó la mirada.
—¿Y por qué simplemente no me dijiste eso?—pregunté.—Todo habría sido más...—me interrumpió.
—...difícil—contestó.—No habrías aceptado eso, hubieras seguido insistiendo, te habrías alejado más de Kevin, y no hubieras disfrutado de la felicidad que has tenido con él estos meses—dijo. Bueno, razón no le faltaba. Podíamos llamar a mis cuernos mentiras piadosas pero esta, era demasiado horrible. Desde que tengo uso de la razón, o al menos, sentido de la coherencia, Wolf ha estado siempre protegiéndome. Ya fuera de una forma, de otra, siempre estaba protegiéndome, anteponiendo todo por mi bienestar. Y es de agradecer, me ha sacado de problemas en más de una ocasión. 
—Puede que tengas razón—admití. Rió y reí con él. Me habría engañado, me habría hecho sufrir, me habría hecho llorar, pero ante todo, era uno de mis mejores amigos...era el mejor amigo que había tenido en años. El único en quien podía confiar sin importar lo que piensen los demás. Sonará típico, incluso podéis empezar a llamarme gilipollas por eso, pero le quería al fin y al cabo, porque, ¿qué ser humano nunca ha cometido un gran error en su vida? Si nunca jamás has cometido uno, permite que te salude, extraterrestre.
—¿Qué tal con Kevin?—preguntó. Tragué saliva y pensé bien qué iba a contestar. Por mucho que le quisiera, no era muy agradable hablar con él de Ricitos. 
—Pues bien, no vamos mal—contesté. Sonrió y miré a la luna, blanca y profunda que todavía seguía iluminando el cielo. Suspiré y miré al suelo, esperando que la tierra me tragara, o algo por el estilo.
—No lo has dicho muy convencida—comentó. Hombre, razón llevaba. Llevaba días, en los que Ricitos y yo estábamos mejor que genial, pero no todo era felicidad, como podréis comprender. Hemos tenido peleas, peleas gordas, peleas de coger e irme a casa Mad Hatter a llorar. En mi vida no ha sido todo siempre felicidad, así que esta vez no iba a ser la excepción.—He oído que se van de tour—dijo.—¿Vas a ir con ellos?
—No—contesté. Me miró sorprendido y le devolví la mirada.—¿Qué?
—Pensaba que ibas a ir, has aprobado todo en el instituto y...—le interrumpí.
—Es cierto, hace dos horas tenía claro que quería ir. Ahora ya no lo sé.—Dije. La respuesta no le convenció, y a mí tampoco. ¿Qué perdía yendo con Ricitos? Nada. Bueno sí, a Wolf. ¿Y qué tenía que ver Wolf en todo esto? Hasta hace una hora lo odiaba, y que estuviese manteniendo una conversación con él, no tenía porqué cambiar mis planes. Pero él siempre lo cambiaba todo en mi vida. Todo...
—Bueno, hagas lo que hagas, serás feliz. Te conozco, harás lo correcto—dijo. Asentí con la cabeza, chistosa. Vi como se levantó y cogió su skate, dándome un beso en la frente, y saliendo del parque. 
¿Qué quedaba ahora? Despejarme. Salir y huir de todo. Aclarar las ideas, colocarlas y seleccionarlas, meditarlas y explorar sus pros y contras. Una vez, cuando tenía 11 años, me enfadé con una de mis mejores amigas. Yo quería una muñeca que ella tenía, pero no me la dejaba. Una tarde, cuando ella estaba desprevenida, la cogí y la guardé en mi mochila. Sí, la robé. Llegué a mi casa más que contenta, con la muñeca que tanto quería, pero al llegar, vi que mi madre me había comprado otra muñeca. Exactamente la misma. Comencé a llorar diciendo que había robado la muñeca a mi amiga, y mi madre me quitó la muñeca robada, y la que me había comprado. Me enfadé, porque había perdido dos muñecas por mi estúpida sinceridad. Me escapé por la ventana, fue la primera vez que me escapé, con una mochila, llena de ropa, zapatos, un móvil y algo de comida. Estaba dispuesta a abandonar todo cuanto tenía por una mísera muñeca, que seguramente, no habría hecho lo mismo por mí. Me encaminé en la oscuridad buscando cobijo, buscando un lugar lejos de mi casa para pasar la noche. Tenía claro que no iba a volver jamás, ya que, mi madre había demostrado ser una cruel persona, que sólo quería hacerme daño. O eso me decía, después de llevar cinco horas andando, y haber visto el amanecer. Me moría de sueño, las piernas me fallaban. Nunca había trasnochado. Me senté en la acera, para "descansar" y sin comerlo ni beberlo, me quedé dormida allí. Cuando desperté, estaba en mi cama. Pensé que había soñado aquella escapada, pero en realidad, un policía me había visto tirada, me conoció y me llevó a mi casa. Tuve suerte, según mi madre, porque podría haberme pasado cualquier cosa por irresponsable y caprichosa. Y razón no le faltaba. Me hizo prometerla que jamás volvería a escaparme de aquella manera, que si me quería ir en algún momento, que se lo dijera e intentaría ayudarme. 
Pero hoy estaba rompiendo aquella promesa. Ya estaba con mi mochila, bastante ropa dentro y dinero, mi móvil y una nota en casa. Hoy estaba dispuesta a olvidar todo y a romper la promesa con mi madre. No me quedaba otra opción. Quizás pensaréis: "pues sí te queda otra opción, hablar con Ricitos o Wolf, o con Catnip y Pipita, aclarar las ideas con cualquiera de tus amigos, tranquilamente en tu casa". ¿Vosotros nunca habéis tenido las ganas de iros cuando os comen los problemas? ¿Cuando tienes la cabeza hecha un lío? Siempre nos ha faltado valor para irnos. Yo el valor me lo acabo de comer con el chocolate. Llevaba dos horas andando, y el sol estaba saliendo. Respiré hondo. Me paré un momento y me froté los ojos, mientras veía la salida del sol. Lo estaba dejando todo atrás por dos chicos. Pero, para todo hay una primera vez, ¿no?
Seguía andando y ya había salido del barrio hace varias horas. Llevaba algo de dinero, para pedir un taxi. Ir al centro de la ciudad, ir a un motel barato, conseguir cualquier empleo, y cuando tenga dinero suficiente, irme. Lejos, muy lejos. Volver, a saber cuándo. No volver a verlos a todos, comenzar una nueva vida, quizás estaba exagerando y no necesitaba todo eso. 
—¿Dónde vas?—escuché tras de mí. Me giré y ahí estaba él. Magníficos rizos, cuerpo. La cara más radiante de felicidad que nunca había visto. Mi novio desde hacía algunos meses.
—Lejos—contesté. Miré al suelo, no me atrevía a dirigir la vista hacia sus ojos. Seguramente me estaría tomando por demente.
—¿Sin mí? ¿Sin nadie? ¿Sola? ¿Sin decírselo a nadie?—preguntó. Sonreí, ya estaba me estaba avasallando a preguntas. Asentí contestando todas las preguntas del tirón. Se acercó a mí. Estando juntos, yo parecía más pequeña y él más mayor, ya que me sacaba una cabeza y media.—No te lo voy a permitir.
—La decisión ya está tomada, Kevin—dije. Me dolía tener que decirle adiós, pero él era una de las razones por las que me iba.
—Si es por el tour, lo aplazamos y ya está—contestó. Le miré y negué con la cabeza. Volví a tomar aire, tanto como pude.
—No es por ti, es por mí—dije.—No es la típica escusa, no, es verdad. Yo soy la que tiene problemas y tiene que despejar sus ideas, no tú. Nadie más tiene que hacerlo—contesté. Me miró y aparté la vista. Iba a llorar, lo estaba presintiendo.
—No me dejes—susurró. Le miré y estaba cabizbajo, cogiendo una de mis manos.—Eres la persona más especial que he conocido en toda mi vida. No quiero perderte...—susurró de nuevo, como si temiese que alguien más lo oyese. Como si quisiera que esas palabras se quedaran entre nosotros, que nadie más las supiera.
—No te quiero dejar, pero debo hacerlo—contesté. Mi visión se nublaba y Ricitos, con ella. Me abrazó y dejé que las lágrimas salieran.
—Espero que en tu viaje haya sitio para uno más—susurró en mi oído. Negué y sentí felicidad en mi interior. Estaba dispuesto a dejar mucho por mí, incluso más de lo que yo quería dejar. Pero yo no se lo iba a permitir. Me importaba demasiado, como para que dejara su vida por un nuevo capricho mío.—¿Me quieres?—preguntó. Me separé de él y le miré fijamente. Asentí. No me salían palabras, gracias al nudo que tenía en la garganta en ese momento.—Entonces déjame ser feliz a tu lado. No me importa dónde, sólo quiero estar contigo. Y si eso implica unas vacaciones de días, meses, años, no me importa.—Intentaba asimilar todo lo que me estaba diciendo.—Déjame, por favor. A no ser...
—¿A no ser, qué?—pregunté, inocente. Bajó la vista.
—A no ser que yo sea una de las razones por las que quieres marcharte—dijo. Me había leído el pensamiento. Lo que nos parecíamos asustaba, y a la vez me enamoraba. Era una versión de Wolf, totalmente al contrario por fuera, pero totalmente igual por dentro. Intenté pensar rápidamente qué podía decirle. Me había pillado inconscientemente.
—Tú eras una razón por la que me iba—dije. Me miró sorprendido.—Pero sigues siendo la razón por la que he sido feliz estos meses. No quiero que abandones nada por mí.—Me miró, aún sorprendido e incrédulo. Sonreí y le di un pequeño golpe en el hombro.—Te quiero Kevin. Y por eso me voy.
—Te quiero, Lydia, y por ese motivo, si te vas, yo me voy contigo. 

10 comentarios:

  1. DIOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS. MARIBEL QUE BONITO, QUE BONITO, QUE BONITO :')
    Joder, ¿Qué será de Skat y Ricitos? :'')
    Sube pronto por que me encanta.

    ResponderEliminar
  2. Lo siento, no puedo comentar. Llorando me hallo, con eso te lo digo todo. Es imposible escribir en una frase, texto lo que sea como me ha parecido este capítulo, por que simplemente no tengo palabras. PERFECCIÓN.

    ResponderEliminar
  3. aaaw otra vez he de decir que ME ENCANTA. *---* Amo tu novelaa! Necesito el siguiente ya

    ResponderEliminar
  4. Chica enamorada de tu novela (Carla)5 de mayo de 2012, 18:58

    ¿Llorar? se queda corto, en serio, es increíble, sin palabras. La forma en que expresas todo, impresionante, sigue escribiendo. Espero un capítulo pronto.

    ResponderEliminar
  5. No te voy a decir que he llorado, pero si te voy a decir que he bajado agilipollada con mis padres, sintiendo lo que siente Lydia, sintiendo lo que siente Kevin, y apenando lo perfecto que puede ser Wolf. No tengo mucha cosa más que decirte, solo que sigas escribiendo y vamos Maribel, venga, que escribes de puta madre como diría Skat.
    Te quiero, y que sepas que siempre tendrás una amiga y lectora aquí, dándote la murga con queso.

    ResponderEliminar
  6. Enserio me encantó el final lo que más, en tu novela puedo sentir como se sienten los personajes cada vez que loes pasa algo.Venga no nos hagas eso de ecribir cada mucho que a mi tu nove me encanta y sin ella pues no soy nada feliz porfavor nunca de los nuncas la dejes.
    Te quiero, besos♥

    ResponderEliminar
  7. Llevo unas horas leyendo todos los capítulos de tu novela. Escribes muy bien, sobre todo los sentimientos de los personajes. Y hay algunas frases que me han hecho mella.

    Ahora mismo me encuentro en una mala situación, y habiendo leyendo tu historia, me ha hecho pensar muchas cosas. Y he terminado llorando. Todo eso que le dice Ricitos a Skat... Y Wolf a Skat... Y etc, etc. Es difícil de explicar, lo siento.

    Espero un capítulo de tu historia. La verdad es que me he enganchado y me ha gustado muchísimo.

    ResponderEliminar
  8. Pues yo me he elido hoy toda la historia... y nose, creo que Wolf la quiere más. El quiere que sea feliz, y si tiene que ser con otro pues también, lo veo como Gale, el amigo del alma enamorado ajajajaj nada guapa, que me ha encantado:) sigue escribiendo, eh!

    ResponderEliminar
  9. La niña de los capítulos perfectos, esa eres tu. Joder enserio ¿Como se te ocurre dejarlo así? Como me de un infarto te sentirás culpables, te aviso.
    Estoy echa un puto lio, casi como Skat vamos. ¿Kevin o Wolf? ¿El que he echo de estos menes una felicidad o de el que ha estado desde siempre apoyandome? Difícil elección, espero que haga lo correcto. Y bueno, ¿se va? ¿como se va a ir? No puede tio, no puede. Espero que le encuentes una solucion para esto, enserio.
    Creo que no hace falta que te diga otra vez lo mucho que ADORO tu novela, que es perfecta y que me hace sonreir.
    Un besazo preciosa <3

    ResponderEliminar
  10. Mierda, voy a llorar. ¿Risitos o Wolf?

    ResponderEliminar

Si vas a poner algo que me ayude, ponlo. Si vas a insultarme, presiona ctrl+w.